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Comer bien

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Todos los niños con cáncer tienen unas necesidades nutricionales específicas, por lo que es importante hablar con un dietista sobre cómo se debe alimentar su niño. Por lo general, los niños con cáncer tienen mayores necesidades nutricionales de proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y grasas saludables.

Las proteínas ayudan al cuerpo a crecer, reparar tejidos, construir células sanguíneas y reponer el sistema inmune. Ingerir suficiente cantidad de proteínas puede ayudar a su niño a reponerse de los efectos secundarios de la radioterapia y de la quimioterapia más deprisa, al tiempo que lo ayuda a prevenir las infecciones. Alimentos como el queso, los huevos, la leche, el yogur, la carne magra, la carne de aves de corral, el pescado, las alubias, la mantequilla de cacahuete, los frutos secos, las lentejas y la soja son buenas fuentes de proteínas.

Los hidratos de carbono son el combustible del cuerpo, proporcionando energía a sus células y ayudando a mantener la función de sus órganos. Entre los alimentos ricos en hidratos de carbono, se incluyen el pan, la pasta, las patatas, el arroz, los cereales, la fruta, el maíz y las alubias. El pan y la pasta integrales suelen ser las mejores fuentes de hidratos de carbono porque añaden fibra, que ayuda a que los niños se sientan llenos durante más tiempo y previene el estreñimiento, un efecto secundario frecuente del tratamiento del cáncer.

Las grasas ayudan al cuerpo a almacenar energía, aíslan los tejidos corporales y transportan algunas vitaminas por el torrente sanguíneo. Las grasas también contienen muchas calorías, lo que puede ser importante para aquellos niños que estén perdiendo peso durante el tratamiento. De todos modos, no todas las grasas son iguales. Las grasas insaturadas, que se encuentran en el pescado, los frutos secos, el aceite de oliva y el aguacate, son mucho más saludables que las grasas saturadas y trans, que se encuentran en la carne roja, los alimentos grasos y los fritos.

Los suplementos dietéticos no suelen ser recomendables, porque pueden interferir en algunos tratamientos contra el cáncer.  No le dé a su niño ningún suplemento a menos que se lo recomiende el profesional de la salud. Lo mejor es que los niños obtengan sus nutrientes a través de los alimentos.